âPor tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a dÃas de fiesta, luna nueva o dÃas de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristoâ (Colosenses 2:16-17).El legalismo es la religión de los logros humanos. Arguye que la espiritualidad no se basa solo en Cristo, sino también en las obras. La medida de la espiritualidad se conforma entonces a las normas hechas por el hombre. Los creyentes, sin embargo, están completos en Cristo, el cual ha provisto completa salvación, perdón y victoria. No deben sacrificar su libertad en Cristo para someterse a reglas humanas. Por tanto, dice Pablo, que nadie os juzgue. Por cuanto âel fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que creeâ (Ro. 10:4), someterse de nuevo a un sistema legalista resulta dañino e inútil. Pablo les recordó a los gálatas que habÃan sido seducidos por el legalismo: âEstad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitudâ (Gá. 5:1). . . .