ââNuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decÃs que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.â Jesús le dijo: âMujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judÃos. Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espÃritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es EspÃritu; y los que le adoran, en espÃritu y en verdad es necesario que adorenââ (Juan 4:20-24).La frase Dios es EspÃritu es la definición clásica de la naturaleza de Dios. A pesar de la enseñanza herética de los cultos falsos, Dios no es un hombre exaltado (Nm. 23:19), âun espÃritu no tiene carne ni huesosâ (Lc. 24:39). Ãl es âDios invisibleâ (Col. 1:15; cp. 1 Ti. 1:17; He. 11:27), quien âhabita en luz inaccesible [cp. Sal. 104:2]; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede verâ (1 Ti. 6:16; cp. Ãx. 33:20; Jn. 1:18; 6:46). Dios serÃa completamente incomprensible si no se hubiera revelado en las Escrituras y en Jesucristo. . . .