Fuisteis sellados con el EspÃritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia. (Efesios 1:13b-14a)Como un medio para garantizar Sus promesas a quienes han recibido a Jesucristo, Dios les ha sellado con el EspÃritu Santo de la promesa. A cada creyente se le da el mismo EspÃritu Santo de Dios en el momento en que confÃa en Cristo. "Más vosotros ya no vivÃs según la carne, sino según el EspÃritu, si es que el EspÃritu de Dios mora en vosotros," declara Pablo (Rom. 8:9a). Por esa misma razón, prosigue a decir, "si alguno no tiene el EspÃritu de Cristo, no es de Ãl" (v. 9b). Resulta casi increÃble que el cuerpo de todo cristiano verdadero sea de hecho "templo del EspÃritu Santo, el cual está en [el]" (1 Cor. 6:19). . . .