Después de establecer con ternura el cuidado de Su madre, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: âTengo sedâ. En Su omnisciencia sabÃa que solo faltaba una profecÃa por cumplirse. En el Salmo 69:21 David escribió: âMe pusieron además hiel por comida y en mi sed me dieron a beber vinagreâ (La Septuaginta usa la misma palabra griega que traduce vinagre en el versÃculo 29). Jesús sabÃa que al decir âtengo sedâ provocarÃa que los soldados le dieran algo de beber. Por supuesto, no lo hicieron conscientes de que iban a cumplir la profecÃa, menos aún por compasión. Su objetivo era incrementar el tormento del Señor prolongando Su vida. . . .