âYa no hay judÃo ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesusâ (Gálatas 3:28).Pablo se enfocó en las distinciones bien definidas que existÃan en el interior de Ia sociedad en que vivÃa, las cuales establecÃan lÃneas divisorias claras y barreras infranqueables de separación entre las personas. La esencia de tales distinciones era la idea de que algunas personas, a saber, los hombres judÃos libres, eran mejores, más valiosos y más importantes que todos los demás seres humanos. El Evangelio destruye esa manera de pensar basada en el orgullo. La persona que se hace uno con Cristo, también se hace uno con todos los demás creyentes. . . .