âY sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamadosâ (Romanos 8:28).Para los cristianos, este versÃculo contiene quizás la promesa más gloriosa en las Escrituras. Su magnitud es abrumadora, ya que abarca absolutamente todas las cosas pertinentes a la vida de un creyente. Esta magnÃfica promesa consiste de cuatro elementos que dan continuidad a la enseñanza de Pablo acerca de la seguridad del creyente en el EspÃritu Santo: su certeza, su alcance, sus receptores y su fuente. . . .