Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, MarÃa mujer de Cleofás, y MarÃa Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discÃpulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahà tu hijo. Después dijo al discÃpulo: He ahà tu madre. Y desde aquella hora el discÃpulo la recibió en su casa. (Juan 19:25-27)La presencia de las mujeres junto a la cruz presenta un contraste marcado entre la indiferencia cruel de los soldados (v. 23- 24), los cuales estaban echando suertes con la ropa de Cristo (y, por implicación, el odio despectivo de los gobernantes [Lc. 23:35] y el desprecio burlón de los transeúntes [Mt. 27:39-40]) y el amor compasivo de un pequeño grupo de seguidores leales. Estaban junto (para; âal ladoâ) a la cruz de Jesús, lo suficientemente cerca para que Ãl les hablara. (Después, ya fuera porque los soldados los echaron o porque no fueron capaces de seguir viendo el sufrimiento de Cristo desde tan cerca, se alejaron un poco a un lugar donde habÃa un grupo más grande de seguidores de Cristo [Lc. 23:49]). Su amor por Jesús fue superior a su miedo (cp. 1 Jn. 4:18) y se acercaron. . . .