EspecÃficamente, los incrédulos serán engañados por el anticristo y perecerán porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. La frase el amor de la verdad solo aparece aquà en el Nuevo Testamento y añade una idea persuasiva al argumento de Pablo. Los no regenerados no están perdidos eternamente por no haber oÃdo o entendido la verdad, sino porque no la amaron. La verdad incluye âla palabra verdadera del Evangelioâ (Col. 1:5) y al Señor Jesucristo, quien es la verdad encarnada (Jn. 14:6; cp. 1:17; Ef. 4:21) . Los incrédulos no reciben a Jesús ni al Evangelio que Ãl proclamó. Su antipatÃa por la verdad no es intelectual sino moral y su ceguera autoimpuesta deja a los irredentos bajo el nivel condenador del engaño satánico. Por lo tanto, no sorprende que el anticristo vaya a engañar a todo el mundo perdido. . . .